martes, 8 de diciembre de 2009
Inca Pachacutec
El noveno gobernante del estado Inca y quien lo convirtió de un simple curacazgo a un gran imperio: el Tahuantinsuyo. Aunque no había sido designado como sucesor por su padre Viracocha Inca, dirigió una defensa militar ante el belicoso ejército Chanca mientras que éste y su hermano Inca Urco habían huido del señorío. La victoria sobre los chancas hizo que Viracocha Inca lo reconociera como su sucesor alrededor de 1438.
Como parte de su visión de estadista y caudillo guerrero conquistó muchas etnias y estados, destacando su conquista del Collao que acrecentó el prestigio de los incas y particularmente de Pachacútec, quien por la notable expansión de sus dominios fue considerado un excepcional líder, dando vida a historias épicas e himnos gloriosos en tributo a sus hazañas. Numerosos curacas no dudaban en reconocer sus destrezas e identificarlo como "hijo del Sol". Mientras aún vivía, su hijo y sucesor Túpac Yupanqui derrotó al señorío Chimú y continuó con la expansión del Tahuantinsuyo. Además de conquistador, guerrero y emperador, diversas crónicas afirman que fue también un gran administrador, planificador, filósofo, observador de la psicología humana y carismático general.[2]
Pachacútec es el primer inca del cual se encuentran referencias históricas que corroboran su existencia, por cual es llamado reconocido como el "primer inca histórico", sin embargo, la relevancia de su figura y legado, así como el de su denominación, lleva a pensar a varios estudiosos que tiene una importancia mucho mayor que la de solo un personaje, llegando a representar el inicio de toda una época de transición y reestructuración para la sociedad inca, etapa de cambios que continuaría posterior a su muerte en 1488, por su hijo Túpac Yupanqui y su nieto Huayna Cápac.
Sacsayhuamán
Sacsayhuamán (cf. aymara saqsaw, lugar de saciarse, y waman, halcón, es decir, "Lugar donde se sacia el halcón") es una "fortaleza ceremonial" inca ubicada dos kilómetros al norte de la ciudad de Cusco. Se comenzó a construir durante el gobierno de Pachacútec, en el siglo XV; sin embargo, fue Huayna Cápac quien le dio el toque final en el siglo XVI.
Desde la fortaleza, se observa una singular vista panorámica de los entornos, incluyendo la ciudad del Cusco.
La construcción de Sacsayhuamán, según la información que se puede extraer de las fuentes etnohistóricas, habría sido iniciada durante el reinado del Inca Pachacútec; luego, continuada durante el gobierno de Túpac Yupanqui y concluida con Huayna Cápac. Durante estas tres generaciones, según Inca Garcilaso de la Vega, fueron cuatro los ilustres constructores que dirigieron sucesivamente la obra.
Del más antiguo al más reciente, estos personajes fueron: Apu Huallpa Rimachi, Inca Maricanchi, Acahauna Inca y Callacunchuy. A esos arquitectos se debe el diseño de Sacsayhuamán, que según muchos cronistas, aparte de la función ceremonial y militar que cumplía, también representaba una cabeza que, junto con el complejo de la ciudad del Cusco, formaba la figura de un puma.
lunes, 7 de diciembre de 2009
La ciudad Puma
El Cuzco fue construido siguiendo la figura de un majestuoso puma que se recostaba sobre el lecho seco del lago Inkill. Su cabeza de piedra se apoyaba en la colina de los halcones formada por la fortaleza de Saccsayhuaman. Sus colmillos afilados en punta de lanza hacían el aguerrido relieve de la primera muralla de la plaza y sus pupilas fulgurantes eran los torreones recubiertos con planchas de oro que brillaban al sol.
Sobre su lomo gigantesco corre el Tullumayu por el Cusco, llamado "río de huesos" porque mojaba las vértebras del dios, cuyas zarpas afelpadas se cerraban sobre otro río milenario, el Saphi "raiz de manantiales". Su cola concluía en una calle que todavía conserva su viejo nombre indio, Pumaq chupan (cola del puma).
La ciudad del Cusco misma era por esto un ídolo y los habitantes del Tawantinsuyo se arrodillaban antes de entrar a ella. El solo hecho de haber estado ahí, menciona Garcilaso de la Vega, era algo tan extraordinario que si dos indios de igual condición se encontraban en uno de sus caminos, el que venía de Cusco era respetado y acatado como superior sólo por haberla visto.
La ciudad puma, dice Manuel Chávez Ballón, fue un santuario del tiempo. Sus doce barrios correspondían a los doce meses y se contaban en el sentido de las agujas del reloj. Cada barrio tenía tres calles principales y cada una equivalía a una semana de diez días. La primera se llamaba Qollana, la segunda Payan y la tercera Kayao. Cada día estaba dedicado a un dios y por tanto había cerca de trescientas sesenticinco huacas que regían la marcha del tiempo gobernando los elementos y la vida de los hombres.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)